¿Acabas de probar un nuevo producto cosmético y la piel te empieza a escocer? ¿Estás en el transporte público, en la oficina o con los amigos, y de repente se te enrojece el rostro? Tu piel acaba de reaccionar ante un agresor. Estas sensaciones son una gran molestia para las personas con pieles intolerantes e hiperreactivas. ¡Sobre todo porque estas reacciones son imprevisibles! Para calmar rápidamente esta irritación, puedes adoptar algunas prácticas sencillas.
¿Qué ocurre si esta barrera deja de cumplir su función?
Cuando la barrera cutánea se debilita, su función protectora se ve mermada y deja de ser capaz de mantener unos niveles de hidratación adecuados. Además, puede producirse una inflamación de la piel debido a una reacción de las neuronas sensoriales cutáneas, responsables de la hipersensibilidad.
La piel entonces reacciona a todo. Parece que está desconsolada. Tiene un umbral de tolerancia más bajo y reacciona de forma anómala a agresiones muy leves como las variaciones de temperatura, la contaminación, el estrés y las emociones. En concreto, esta sensibilidad se manifiesta en forma de rojeces recurrentes y sensaciones desagradables como hormigueo, tirantez o sofocos que tus productos cosméticos hidratantes habituales no consiguen calmar.
¿Cómo se protege y refuerza la barrera cutánea?
El Agua termal de Avène tiene el poder de calmar las pieles sensibles de forma natural. Su escasa mineralidad y la presencia de sílice le confieren una suavidad excepcional.
Además de su huella mineral, el agua tiene una microflora única, que se ha utilizado para desarrollar activos postbióticos antipicor, reparadores y calmantes. Todo ello actúa conjuntamente con nuestras propias células para reforzar la barrera cutánea y, en general, el equilibrio de nuestra piel.
Ingredientes
Restaura tu barrera cutánea con el Agua termal de Avène.
